Un espacio web personal de por vida
El objetivo último del e-portfolio o portafolio digital es sencillo de explicar: que los aprendices se apropien de sus procesos de aprendizaje mediante la reflexión sobre el propio aprendizaje y extraer evidencias que sirvan como «migas de pan» del camino que cada cual ha ido recorriendo a lo largo de su trayectoria académica. Pues bien, al decir esto de «trayectoria académica» es donde me surge la consideración de si no deberíamos proyectar el uso de la herramienta más allá de lo estrictamente docente. El asunto bien merece una pensada.
El e-portfolio entronca en un enfoque constructivista y significativo del aprendizaje, que debe enlazar con estructuras que cada cual ya poseemos y debe servirnos para avanzar de la mano de una interacción constante con lo que sabemos y lo que no sabemos. Tiene que ver con la reflexión y con el hacer, con una postura activa ante lo que nos sucede. Pero también tiene que ver con la exposición de lo que aprendemos y cómo lo hacemos. En un entorno educativo tiene sentido porque forma parte del juego docente. Pero, esa parte abierta, de exposición, ¿tiene sentido de forma permanente en el tiempo?